Lo que al principio parecía carecer de complicación alguna, se ha convertido en una gran amenaza para la vida de Isabella Swan, incluso aún más de lo que, en su momento, fue James. De la noche a la mañana, Alice perdió todo hilo de contacto con los pasos de Victoria... Como si junto a ella ahora interviniera un licántropo. O, quizá, más de uno.
Si bien la situación ya se volvía suficientemente difícil para Alice, acostumbrada a tener su don siempre en activo, la llegada de María, la conversora de Jasper, complica aún más las cosas. Por esa razón, encontrarse a su amado besándola resulta ser el detonante que, sintiéndose desolada e inútil, la incita a tomar una decisión clave. Sin darle más vueltas, marcha a Volterra, donde ofrece su don a la guardia de Aro. Una decisión que la mayoría de los Vulturis no ve demasiado adecuada dadas las circunstancias. Pero creedme cuando os digo que buena parte de ellos tienen mayores y más graves asuntos de los que ocuparse. Entre ellos, Jane. Como si fuera poco el haber caído enamorada de un neófito del ejército de Victoria, ha llegado Ginevra, una vampiresa bastante dispuesta a convertirse en la nueva favorita de Aro. Tratando de captar nuevamente la atención de su señor, trama un plan que pondrá en jaque al mismísimo aquelarre Cullen: no sólo incitará a Victoria a llevar a cabo su misión, no señor: también piensa ayudarla. ¿Y cómo? Otorgándole una alianza extra a sus inestables filas.

Tras viajar a Rumanía, Jane, Alec, Demetri y Félix, encontraron a la manada Ivanov, un grupo de hijos de la luna considerablemente numerosos, que llevaban huyendo de la mano inmisericorde de los Vulturis desde tiempos inmemoriales. Y Jane, la astuta y maquiavélica Jane, les ofrece un trato que no pueden rechazar: la muerte del aquelarre Cullen a cambio de su libertad. Un trato que, finalmente, el alpha de la manada, Mihail, opta por aceptar. Y así, con la colaboración de los Ivanov, Victoria Sutherland logra que sus planes pasen desapercibidos ante la Cullen vidente.

La situación se complica por momentos. Alice parece negarse a volver a Forks, incluso a pesar de que un arrepentido Jasper se haya presentado en el castillo de los italianos, consciente de que siempre sería ella. ¿Y qué hay de Bella? La muchacha, más confundida que nunca ante sus sentimientos por Edward Cullen y su mejor amigo, Jacob Black, besa a este último sin alzarse en represalias contra él. Pero Bella no tendrá tiempo de arrepentirse: los Ivanov asesinarán a su padre, el jefe de policía Swan, haciéndole llegar su más importante mensaje: su vida pende de un hilo. Y nada ni nadie podrán salvarla esta vez.