Muchos dicen tener talento, otros creen ser únicos e indispensables, e incluso los más ingenuos y soñadores suponen haber nacido para iluminar éste mundo con su arte, lo que no saben es que sólo algunos tienen la destreza suficiente para cumplir el sueño que todos anhelan; alcanzar el éxito, el reconocimiento y la fama de quienes los rodean. Dedicación, talento, pasión. ¿Son realmente las condiciones suficientes para llegar tan lejos como deseas? Aunque muchos crean lo contrario, no, no son suficientes porque realmente nadie conoce la fórmula exacta para conseguirlo, lo único que tienes que tener claro es que debes ser el mejor. El mejor bailando, el mejor cantando, el mejor actuando, el mejor tocando. El mejor, seas lo que seas, sé el mejor. Así de sencillo, así de complicado. Y es que a pesar de que muchos no vean la importancia de esto en tu vida, sino que por el contrario no entienden que éste futuro incierto que tienes es tu mayor arma, para soñar y seguir creciendo como debes, tu eres el único que debe estar conciente de que lejos de estar perdiendo el tiempo en un hobbie, en un pasatiempo, es tu propia pasión, lo que mueve tu vida; Lo que te formó en el pasado, lo que te hace ser como eres ahora en el presente y lo que de seguro te guiará en el futuro. Y para poder recorrer un buen camino quien no reconoce que hay sólo existe un lugar al que debes asistir para que sí, te tomen en cuenta, para que sí, seas alguien en el mundo de la música, nada más ni nada menos que Amadeus. Aquella prestigiosa Academia de artes musicales situada en el corazón de Long Beach, el centro del mundo social, del arte y tanto de la buena, como la mala vida en el que concentraremos nuestra historia.

Reconocida por sus pares y alabada por el círculo social de LB, Amadeus lleva decenas de años en el mundo de la música forjando como es de esperarse a los mejores músicos del estado norteamericano. Sin embargo, el prestigio que tanto desbordaba esta connotada academia tuvo su propio terremoto social años atrás con la desaparición de una de sus más preciadas estrellas de la música, Maddalena Fournier, hija del en ese entonces embajador francés. Como han de suponer un hecho como ése no pudo mantenerse bajo cuatro llaves por mucho tiempo. De boca en boca la historia se fue contando, los rumores empeorando todo y la prensa llevando el hecho a otro nivel informativo y, aunque claramente era un hecho de elevado grado y no podía quedar callado así como así, todo lo que parecía ser una desgracia más en el mundo se convirtió en una pesadilla de alto calibre para Amadeus. A Maddalena jamás la encontraron, su padre agradecido de la preocupación y el profesionalismo de la Academia tampoco presento demanda alguna y finalmente Amadeus comenzó a salir del hoyo en el que por meses había estado.

Sin embargo, dos años más tarde el recuerdo de un misterio sin resolver vuelve a llamar a la puerta de esta comunidad que parece estar constantemente en el ojo del huracán. Un grupo de jóvenes, de estudiantes propios de la Academia parecen ver en tanta tragedia algo provechoso, algo que de benéfico sólo podemos considerarlo como tal porque su fin, es sólo ayudarse mutuamente a costa del sufrimiento ajeno. No estamos en presencia de asesinos, de matones ni sicópatas –al menos no aún- pero como sí podemos clasificarlos es de irracionales. Jóvenes cuyo único fin es ser el mejor eliminando a la competencia directamente. ¿Para qué perder el tiempo por separado cuando juntos y bajo anonimato todo era más fácil? En un principio, estos seis jóvenes se dedicaban a simples bromas de críos, pero con el tiempo la seguridad y ambición los llamó y supieron que tenían que dar un paso más; ser más directos y certeros, tanto como precavidos. Cambio de medicamentos, pequeñas trampas, acuerdos ilegales, falsas acusaciones, entre otros, son ejemplos con lo que comenzaron jugando. Hoy sin embargo, buscan más e irán por más. No sólo en cuanto a recluir más aderentes, sino que también con juegos que se escaparan de sus manos. ¿Podrán conservar su poder hegemónico o como bien dice el dicho, jugando con fuego se quemaran? Nada dura para siempre, y aquel incierto futuro que les depara la música también lo hace en estas paredes de Amadeus, nada está definido y ya para cuando marcan las siete en punto de la tarde y, éstos jóvenes se reúnen a como de lugar sabemos que todo puede pasar.

Cuando la música suena, el mundo se apaga. Eres tú y ella.
Seven O'Clock.

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STAFF:
aDministración, Eleonor D. Saunière, Elizabeth M. Reevers, Skylar A. Brooks, Emeline A. Nördholm, Alex W. Nóvikov.

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