Mystic Falls, mínimo pueblo que cualquiera debería sentirse gustoso al visitar. Cuantos recuerdos, cuanta nostalgia tangible en cada esquina por la que se camina. Era curioso el como el tiempo transcurría con tanta rapidez al ser participe de la muy nombrada inmortalidad, era curioso como la vida te puede cambiar enormemente en cosa de segundos, curiosas tantas cosas que se hacen presentes con el simple hecho de volver a aquel lugar que consideras tu hogar y en el que ahora te escondes con intenciones de rehacer algo que hace mucho perdiste. Cuantas emociones encontradas se podían plasmar ante una simple visita, esos deseos tan presentes de querer encontrar en ella la felicidad en la que en su momento viviste, todo, todo se hacia presencia al momento de encontrarte con tu pasado.

Y aquí estoy ahora mismo, visualizando un encantador paisaje que hace mucho contemple, con ojos diferentes pero con el mismo gusto. Imposible no sentirse complacido ante la obvia tranquilidad transmitida por el ambiente... El como la brisa golpeaba mi cuerpo, los leves rayos de sol buscaban molestar mi vista, el olor húmedo que desemboca el mismo lago, todo tan presente y latente en cada momento vivido. Mis pasos eran lentos al igual que mis propios pensamientos, era mucho lo que tenia para pensar pero poco lo que quería hacerlo. No dude en hacerme paso hasta le orilla del lago, buscando caminar a lo largo del mismo y planeando desde ahora lo grato que seria lanzar par de rocas al mismo, fingiendo todo ha de ser perfecto, imaginando por tan solo unos momentos de soledad que tengo una vida por la que vale la pena continuar; sin peligros, sin arrepentimientos, sin el peso de un pasado del que nadie se sentiría orgulloso.

No había sido una buena idea intentar retomar su vida como si nada hubiese ocurrido, como si fuese lo suficientemente fuerte como para enfrentarlo sola. La casa del lago de sus padres ha sido testigo de cuánto continua afectándole su partida, le ha recordado de manera dolorosa que es imposible huir del pasado. No ha ingresado, pero sólo el lago le ha traído a la mente innumerables recuerdos, que aunque abren una brecha en su corazón, no desea olvidar porque forman parte de lo que ella es. Camina con la cabeza baja por la orilla, en aquel paseo tan solitario. Nadie en aquella fecha visitaba el lugar, el frío era un claro impedimento, pero no para ella. Incluso aunque se le hace tarde, no tiene intenciones de regresar a casa aún, pues le ha dicho a Jenna que estudiaría en casa de Bonnie y a esas horas lo más probable era que estuviese enterada de que aquel no era su verdadero paradero.

A la distancia distingue una silueta claramente masculina. Entorna su vista entrecerrando los ojos y puede distinguir perfectamente un cabello castaño. El joven no se percata de su presencia y ella lo cree mejor así, pero a medida que se acerca se hace evidente la expresión de añoranza en el rostro de él, y como si sus sentimientos estuvieran entrelazados, una sonrisa nostálgica surca el rostro de la morena. La briza hace revolotear sus cabellos y saca un broche de uno de sus bolsillos, es un simple broche para el cabello de color negro, pero que en un descuido cae directamente al agua, provocando aquel característico ruidillo de cuando uno arroja algo. El silencio se ve directamente interrumpido y Elena frunce los labios con expresión culpable. Cuando alza la vista sabe que su presencia ya se ha hecho notar.

- Lo siento, lo siento - dice lo suficientemente alto como para que el joven la oyese. Sólo un par de metros los separan y la morena da grandes zancadas en su dirección. - No quise interrumpirte. Parecías tan... tan sumido en tus pensamientos...- balbucea y sacude la cabeza, con una sonrisa de disculpa - lo siento.- acaba por decir otra vez, retrocediendo lentamente los pasos que acaba de dar, dispuesta a regresarle su espacio.

Estaba lo suficientemente adentrado en mi mente como para no hacer mas caso que a mis propias pisadas, aun debatiendome conmigo mismo en la espera de lo que llaman el silencio. Tenia que disfrutar de tal acontecimiento único y grato, estaba obligado hacerlo porque esa había sido mi finalidad al llegar donde estaba. Tan complicado era siempre... Atormentado incluso cuando estoy deseando fingir paz, cruel realidad pero hecho indudable, claro esta. No tenia intención aun de agacharme a hacer contacto con una de las varias piedras que se repartían alrededor de la orilla, mejor era pasear, caminar con esa lentitud propia de aquel que no quiere terminar el camino que se plantea a un frente. Miraba mis pies en movimiento, miraba igualmente el horizonte, miraba a todos lados alternativamente, pero no estaba pendiente de nada realmente.

De mis pensamientos fui sacado al escuchar como algún mínimo objeto se sumergía en el agua cercana. Imposible no tener como característica automatica el girarme a reconocer el culpable de tal acto, dudaba fuese un animal e incluso ya estaba consciente de que se trataba de una presencia humana. Entonces la vi, y mis ojos se llenaron de interés, mi rostro cambio su simple muestra de curiosidad y paso a ser de única confusión. ¿Katherine? Imposible lo fuese, pero la primera impresión fue esa, la imagen de Katherine en mi cabeza apareció con tal facilidad que mi entre cejo de arrugo de manera inmediata. No, no se trataba de Katherine, existía una obvia inocencia en aquellos ojos cafés que estaba presenciando, posiblemente aquella chica se asustase ante mi intensa mirada pero mi sorpresa no me dejaba articular mas que eso. No era solo inocencia, también había dolor, había algo tan diferente a lo que imaginaba en los ojos de aquella mujer culpable de lo que era actualmente que supe no se trataba de ella, pero, ¿Como era posible? La similitud física era tan notoria que hasta un ciego la reconocería. Una mezcla de emociones se aparecieron en mis adentros, no estaba seguro como reaccionar pero me fue difícil no mostrar una mínima sonrisa gustosa ante tal presencia grata y serena.

-No tienes porque disculparte... Aveces los pensamiento no son los mejores amigos, puede me hayas salvado de un silencio asesino.- Mi mínima sonrisa no tenia intenciones de apagarse, por alguna razón cierta alegría recorrió mi cuerpo aun teniendo tantas preguntas sin respuesta paseándose por mis pensamientos. -Creo que...- Mis pasos me llevaron hasta donde había caído su broche, posiblemente la culpa la hubiese hecho olvidar por completo de las razones de su supuesta interrupción. -Esto es tuyo.- Murmure justo luego de haberme agachado y tomado en mi mano el broche que ella misma dejo caer. Se lo ofrecí al estar nuevamente en su altura, ladeando un poco la cabeza y mostrando nuevamente esa mirada intensa y llena de curiosidad que no se puede evitar en un momento como el presente. No tenia cabeza para demasiado, solo para observarla, solo par obviar mi interés en esa mirada nostálgica que tanto se parece a la que hace segundos tuve.

Se queda inmóvil ante la mirada verdosa del chico. No obtiene una respuesta inmediata y por un momento piensa que lo ha molestado, sin embargo espera pacientemente, sosteniéndole la mirada. El ceño de la joven se frunce levemente en respuesta a la expresión del joven de ojos atormentados, como si de un espejo se tratase. Ladea levemente la cabeza, intentando explicarse el porqué de la confusión que refleja aquel rostro de rasgos masculinos y perfectamente definidos, pero tiene la sensación de que la mente del hombre se encuentra lejos de ahí. Finalmente baja la vista hacia la arena y piedrecillas, como si de un momento a otro se hubiesen convertido en algo interesante que mirar, abrumada por la intensidad con la que aquellos ojos verdes la observaban. Elena no es de las chicas que se sonrojan con facilidad, sin embargo siente sus mejillas arder de un modo que ya no recordaba. Cuando levanta la vista otra vez, dispuesta a seguir, tontamente, sosteniendo la mirada del chico, distingue una sonrisa calma y tenue en los labios de éste. No sabe el porqué, no entiende, pero le transmite algo que no puede identificar. Ha visto demasiado en pocos segundos, ha seguido la historia que los ojos de él le han contado, diversas emociones tomaron forma en su rostro y ella no se perdió detalle alguno. Le responde la sonrisa, haciendo que sus redondeados pómulos resalten.

Entrecierra los ojos ante la primera frase que él dice, con una voz melodiosa y calma. Aún está confundida, pero asiente con la cabeza con comprensión. Sabe perfectamente a lo que él se refiere. Va a contestarle cuando el joven se aleja unos pasos y recoge algo que ella momentáneamente había olvidado. Su broche. Acentúa su sonrisa, la cual parece estar más inclinada hacia un lado, dándole un aire infantil. Lentamente aquel gesto se va borrando de su rostro hasta tornarse en una leve mueca de simpatía.

- Gracias - murmura mientras extiende su mano para tomar el simple broche que anteriormente había dejado caer por accidente. Lo toma con cuidado y roza levemente la mano de él. Una sonrisa acompaña la palabra de agradecimiento.- Los silencios asesinos deberían ser siempre interrumpidos -no puede evitar comentar las palabras anteriores del castaño, sus ojos buscan los de él, que no dejan de mirarla con una intensidad que le parece extraña, pero que en realidad no le molesta.- Mi nombre es Elena y tú debes ser nuevo por aquí.-dice simplemente haciendo gala de su personalidad desinhibida. - Quiero decir, es un pueblo lo bastante pequeño como para notar cuando alguien acaba de llegar.

Adorable sonrisa que ahora mismo presenciaba, una suerte era que no tomase mi mirada a mal y lo cierto es que gran parte de mi persona lo agradecía a niveles inimaginables. Lo menos que quería era causar miedo, y menos al encontrarme tan encantado con lo que veía. Preguntas, ninguna respuesta, ignorar, preguntas, ignorar; eso pasaba por mi mente y posiblemente no dejase de pasar por la misma, pero, ¿Que importaba? Al final y al cabo de eso trataba mi existencia.

Mis ojos no perdieron aquella mirada que transmitía curiosidad, calma y a su vez gusto. No iba a perderle porque se trataba de una mirada sincera. Mi atención en ella era tal que no pretendía hacer caso omiso a cualquier gesto que pudiese realizar, raro como en cosa de segundos alguien se pudiese mostrar ante mi como una nueva obsesión, aunque puede esa no sea la palabra indicada para describirlo. Mi mirada solo se desvió al sentir su mano cerca de la mía y entonces dejar ella tomase lo que le pertenece. Sentí aquel ligero roce de su mano y supe que tanta humanidad junta podía ser enfermiza para alguien como yo, pero aun así no dejaba de ser grata. -Lo dicen un par de chicos que han venido a un solitario lago.- Mis palabras salieron con toda la naturalidad posible, haciendo referencia a las opiniones que ambos dos habíamos relatado en las pocas palabras que intercambiamos. Era irónico el que buscásemos un lugar silencioso del que nos quejaríamos luego. Oh, claro, y esa mirada entre ambos no tenia intenciones de apagarse, siempre con el mismo interés, la misma intensidad y búsqueda de lo desconocido.

Por mi cabeza no paso la idea de una presentación cordial, no al menos hasta que ella me dijese su nombre y me recordase que estaba en una sociedad cotidiana. Guarde silencio, dando paso a que ella terminase de decir lo que sea que desease agregar y no pude evitar mostrar una vez mas aquella sonrisa gustosa y mínima que demostraba agrado a lo que escucha. Un corto "Aaaah" salio de mis labios, tal como si estuviese dudoso a una respuesta concreta y desviando por cosa de muy pocos segundos la mirada a lo que era el lago. -Así es.- Concrete, haciendo una pausa ante de volver a hablar, ya con mi mirada clavada en la suya. -Soy nuevo, recién llegado incluso. Stefan Salvatore.- Estire el brazo, ofreciéndole mi mano como muchas veces de ha de hacer. Protocolo. -Tu pareces ser justo esa chica que lleva toda su vida aca, ¿Me equivoco?-

Su cabellera castaña revolotea alrededor de su rostro debido al viento pero no es un impedimento para que le sostenga la mirada al que se había convertido en su única compañía. Quizás, en otro momento, o si de otra persona se tratase, hubiera apartado la vista, pero sentía que no tenía nada que esconder. Ladea levemente su rostro mientras lo mira interrogante, buscando respuestas a una pregunta que aún no se formulaba. El comentario que él hace sobre lo solitario del lago le arranca una fugaz sonrisa. - Cierto - está completamente de acuerdo con el joven y siente que algo ha comprendido, lo mínimo, pero algo al fin y al cabo. Ambos necesitaban un espacio, pero no podían despegarse del motivo del tormento; Ellos mismos.

Guarda, sin mirar, el broche que acaba de tomar de las manos de él en uno de los bolsillos de su chaqueta. Espera pacientemente a que él diga algo, tiene claro que algunas veces suele hablar de más, nunca tanto como Caroline, pero sí más de lo normal en ella. Sigue con sus ojos marrones la mano del moreno, que se extiende en un elegante movimiento a modo de saludo. Las comisuras de los labios de la humana se elevan lentamente en una sonrisa que no puede evitar. Hay algo sumamente anacrónico en él, que le sorprende y la agrada. Acostumbra a estar rodeada de jóvenes que ni siquiera se miran cuando se presentan, pero no tarda en tomar la mano que él le ofrece.

- Encantada, Stefan.-contesta mientras lentamente suelta su mano y deja caer la suya a un costado de su cuerpo.- Lo supuse, o recordaría tu rostro .- responde simplemente cuando confirma lo que pensaba. Él acababa de llegar. Dirige su vista al lago durante un par de segundos, como si recién hubiese reparado en la belleza del lugar, estando antes demasiado concentrada en aquellos ojos verdes que la observaban con atención. Vuelve a posar su vista en Stefan cuando él vuelve a hablar, arrancándole, otra vez, una sonrisa de simpatía.

- Muy observador .-asiente con un breve movimiento de cabeza posando su mirada risueña en él. - Soy exactamente esa chica. Ya sabes, conozco a casi todo Mystic Falls.- se encoge de hombros con despreocupación, dando un paso en dirección al chico pero desviándose al último segundo para pasar por su lado, quedando frente al lago. - ¿De dónde vienes, Stefan? Si es que se puede saber, por supuesto .- la curiosidad puede con ella, le gustaría saber más de la persona que tiene al frente, pero si hace todas las preguntas que tiene en mente sonaría como un interrogatorio, lo sabe.

Tenia bastante claro el como ella comprendía las razones de mis palabras, como precisamente las vivía. La nostalgia era aquella que se hacia presentes en ambos dos, no solo por el hecho de las razones que pudieron hacernos llevar a donde estábamos, sino por la obvia mirada y ese ambiente transmitido a un principio de la conversación. Nostalgia, sorpresa, curiosidad, interés.

Siempre me mostraba como un caballero, un ser bastante cordial ante el que lo merece, y bien sabia que la hermosa castaña que se encontraba fija en mi mirada era merecedora de mas que solo eso. Un movimiento de cabeza vino acompañado con su mano tomando la mía, una leve sonrisa que en ocasiones podría parecer forzada salia con toda naturalidad. -Un placer, Elena.- Conteste del mismo modo al que ella lo hizo. Metiendo mi mano en el bolsillo de mi pantalón mientras notaba por inercia como era que el sol ya se estaba terminando por esconder, mostrando su luz sin el estar realmente presente. No pare de escuchar sus palabras con toda atención, dejando ella se expresase como quisiese y sin tener la mas mínima intención de interrumpirla. Puede a ojos de muchos pudiese ser callado, pero gustaba mas escuchar a ser escuchado, incluso cuando había tanto que me hubiese gustado saber acerca de Elena.

-Puede que suene muy típico, pero en ese caso ya he conseguido una guía.- Bastante típico posiblemente y no era el tipo de persona que comentaba lo que la mayoría. Le seguí con la mirada dio un paso hacia mi, poniéndose justo a mi lado pero con la mirada hacia el lago. Me gire a la misma vez que mi mirada lo hizo, mirando también el lago al escuchar su pregunta y sin mostrar ninguna prisa a responder la misma. - He viajado mucho, no seria justo darte una respuesta concreta. - Le mire de reojo tras pronunciar cada una de mis palabras, sonando bastante tranquilo y por lo tanto sincero. -Pero ahora he venido hasta aca para quedarme.- Concreto, dándole a entender que mi estancia en Mystic Falls no se trataba de alguno de los viajes que había hecho en el pasado y de los cuales conté nada. Pasaría por misterioso y era lo que comúnmente era, no esperaba lo tomase a mal y no creía lo hiciese. Deje el silencio hiciese su trato, es decir, que al menos se hiciese notar por una breve pausa para yo poder articular palabra y no darle a ella el único deber de mostrar interés. -Y ahora que lo pienso, eso posiblemente quiera decir que seremos compañeros de clases.- Tome como por sentado que ella estudiaba. Era joven, lo notaba en cada gesto y en su propio físico. Era tal como conocí a Katherine una vez.

Nunca imaginó, que con aquel viaje que debía hacer, conocería a alguien como Stefan. Pero está agradecida, sabe que estar sola no le hace bien y de un momento a otro se ha cruzado con el joven en el lugar más alejado y solitario. Se siente despierta, como si aquellos ojos verdes la hubiesen sacado de un prolongado letargo en el que estaba sumida inconscientemente. No puede evitar compararlo con la fresca briza que corre, despejándola y arrancándole, por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa sincera. De esas que ha olvidado que puede entregar, que nacen con naturalidad y que no le hacen doler las mejillas por el esfuerzo.

- Oh sí, has tenido suerte. - comenta con un tono que refleja cierta diversión, pensando en la enorme casualidad de encontrarse en un lugar tan grande con él, justo con él. - Seré la mejor guía que puedas imaginar.- una sensación cálida recorre su cuerpo, infiriendo, por el comentario del chico, que no sería la última vez que se verían.

Escucha atentamente las palabras que vienen luego, sumida en aquel tono de voz profundo y calmado, como si se tratase de la historia más interesante del mundo. Quiere saber más, por supuesto, pero la respuesta la ha dejado conforme. Sus ojos buscan los de él cuando acaba de hablar, preguntándose internamente el motivo de aquella nostalgia que no parece abandonarlo.

- ¿En serio? No debe ser muy agradable dejar todo atrás después de un tiempo. O quién sabe, lo dice la chica que lleva toda su vida en el mismo lugar.- mordisquea su labio inferior, pensativa. Confirma que Stefan es diferente a todo lo que ha conocido, que hay algo que aún no puede identificar y que lo distingue de esos chicos de diecisiete años con los que suele tratar en el instituto. Y otra vez lo vuelve a comparar con la briza fresca, un nuevo aire que viene a revolver su vida. Ni siquiera ha pensado que Mystic Falls sólo puede ser un lugar de paso cuando él le aclara que no se irá.

- Un curioso lugar para decidir quedarte. - no puede evitar comentar. En su mente se pregunta en cuántos lugares ha vivido, y qué hace al pueblo tan especial. Quizás está obligado a vivir ahí, por el trabajo de sus padres o lo que fuera. Decide no indagar más en eso, pues él le diría lo que quisiera contarle. Una sonrisa se extiende por su rostro al oírlo decir que probablemente serían compañeros, una buena noticia, sin duda.

- ¿Ya te inscribiste en el Instituto?. - repite sin esperar respuesta- Es raro que no haya escuchado hablar de ti antes, Stefan. Aquí todo se sabe. - dice entrecerrando los ojos, con un fingido tono de misterio. Sabe que es cosa de tiempo para que todos se enteren de la vida de Stefan Salvatore, la propia Caroline se encargaría de eso.

- No suele llevar mucha gente a esta altura del año, menos jóvenes. Todas las miradas estarán sobre ti, te acostumbrarás. - Posa delicadamente su mano derecha en el hombro del chico, en una exagerada muestra de apoyo y fingida compasión, ya que no parece tener el perfil de joven que disfruta siendo el centro de atención. Aquel gesto es fugaz, y de pronto deja caer su mano a un costado, elevando la mirada hacia el cielo, su ceño se frunce levemente al notar que ya el sol no se encuentra visible y que la luz poco a poco se va extinguiendo en el horizonte.

-Indudable. La primera a la que conozco en Mystic Falls y ademas una guía.- Mi suerte abundaba y realmente la agradecía. Era la primera chica con la que cruzaba palabra y era ademas la mas especial con la que la cruzaría, al solo verla lo supe y al hablarle lo afirme. La idea de estar con ella nuevamente, el tener una ligera excusa con la que poder hacerlo, le hacían sonreir internamente, gustoso y a su vez ansioso por la idea futura de estas menciones posibles. Presencia encantadora, adorable, poco de puede decir para describir tanto.

Estuve en lo cierto al pensar que se conformaría con mi respuesta, no tenia porque hacer lo contrario, una respuesta directa no hubiese sido sincera y tampoco tan simple como la que le di. No pare de observar sus ojos con la misma curiosidad que lo hice desde un principio. Escuchaba sus palabras en silencio, disfrutando del modo en que se presentaban sus pensamientos ante mi mismo. Hice un movimiento de cabeza que no asentía pero tampoco negaba, podía verse como un "Mas o menos" si asi se quisiera. -Un poco, pero no cuando no te aferras a ningún lugar en especial.- Le explico igual de sereno a como lo fui antes. -Cierto. Yo siendo tu ni pensaría en dejar Mystic Falls.- Yo lo había hecho y no por propio gusto. Ni pensar en que ella se fuese del lugar, su presencia en el mismo me había aumentado las ganas de quedarme en cuestión de dos palabras. Tenia una razón mas para estar donde estaba, el comenzar una nueva vida no se veía tan lejano y ausente como lo había hecho al yo haber llegado al lago. Una mínima sonrisa volvió a tener lugar en mis labios y asentí un poco con la cabeza para darle la razón. -Pero, ¿Por que? Me encuentro observando buenas razones para hacerlo.- Mi minima sonrisa se amplio un poco. La observaba a ella con mi intensa mirada, demostrando cierto toque amistoso en la misma, cierto gusto indudable. -Es un lindo pueblo.- Lo era y siempre lo fue.

Para mi mejor suerte mi sonrisa no llego a abandonar mis labios pues ya estaba escuchando sus palabras con respecto a mi estadía en el instituto. Se mostraba a gusto ante ello y eso lograba prender una llama en mi interior que nunca antes había sido capaz de encender. Ilusión le llaman. -Aun no, pero lo haré pronto. Empiezas a quitarme las ganas de quedarme.- Bromee con la ultima frase que solté. No me gustaba ser el centro de atención, prefería pasar por ignorado a que tener que lidiar con una cantidad de susurros a mis espaldas a la par que caminaba. Pero lo haría, y tampoco es que me importase demasiado al considerar que Elena estaría alli también. -Intentare pasar por desapercibido sobre todo lo que quede en mis manos.- Comente sin estar muy seguro de que tal cosa fuese posible pero al fin y al cabo demostraría mi poco gusto ante la idea de ser muy conocido. Su mano se poso en mi hombro y mi mirada se fijo en esta misma, pasando de alli a nuevamente a sus ojos. Mirada tierna, dulce, interesada. Hice una mueca con la boca, fingiendo estar bastante apenado con respecto a mi futura atención máxima. -Consecuencias que tendré que vivir, ¿No?. Sino sobrevivo lo mismo te enteraras.- Ella mismo lo dijo, todo se sabe o al menos eso es lo que pensaban ellos.

Puede notar que estuvo en lo correcto al no pedir más detalles de dónde venía, quizás lo hubiera incomodado con tanta pregunta y no quería eso, claro que no. No deja escapar el movimiento que el castaño hace con la cabeza y la expresión de éste, como si intentara descifrar lo que pasaba por su mente en ese momento. Baja la mirada al escucharlo mientras su ceño se frunce levemente en respuesta.

- Pero... muchas veces es necesario un lugar, un hogar, un sitio dónde recuerdes buenos momentos. - y es como si pensara en voz alta, no mira directamente al joven, sino al lado, reflejándose en sus ojos el movimiento del agua. Cuando vuelve a posar su mirada en los ojos de él su expresión se ha suavizado y lo observa con una tenue sonrisa en sus labios.- Espero que este sea tu lugar, Stefan.

La sinceridad con la que dice aquellas simples palabras incluso le sorprende a ella, que se queda un par de segundos en silencio, dejándose sumergir en los ojos verdes de él. Y tiene la sensación de que si pudiese mirarse en un espejo en ese momento, sus propios ojos reflejarían algo parecido, lo mismo. No sabe nada de él, pero no le importa, no en ese momento.

- No está en mis planes irme de Mystic Falls, debo dar el ejemplo-comenta con una sonrisa lo que Stefan ha mencionado antes. Evoca todo el lío de las familias fundadoras, que para ella no tenían nada de especial, pero que eran muy importantes para el pueblo en general. Y entonces se da cuenta de lo tonta que ha sido.- Salvatore, ¿Cierto? -su ceño se frunce y no le deja tiempo para responder.- Una de las familias fundadoras, debí notarlo antes.-chasquea la lengua ante su enorme despiste. Había oído de ellos, en su mayoría se habían ido del pueblo y por lo que sabía, antes de Stefan sólo había un hombre, que supuso sería un tío o algo así.

Sonríe, aún con aquel tenue rubor en sus mejillas debido al comentario anterior del chico, cuando lo escucha decir que le está quitando las ganas de quedarse. Sacude la cabeza mientras guarda una de sus frías manos en el bolsillo de su chaqueta.

- Es la verdad, te estoy preparando para lo que viene.-comenta distraídamente mientras que con la punta de su pie derecho mueve algunas piedrecillas, haciéndolas rodar hasta el agua. - Sobrevivirás, tienes mi palabra.- voltea su rostro para mirarlo de frente a la vez que le regala una sonrisa de ánimo.- No te esfuerces por pasar desapercibido, porque lo más probable es que no lo logres.-niega con la cabeza sin borrar la sonrisa que adorna su rostro.- Pero ya vas a ver que no será tan malo, te dejarán en paz en un par de días. Además, no es como si no conocieras a nadie, eso sí debe ser malo.

Tenía razón al pensar que no parecía el tipo de chico que disfrutada ser el centro de habladurías, sumando otro motivo por el cual ya le agradaba. Elena haría lo posible por que se sintiera cómodo, porque por las pocas palabras que han intercambiado, sabe que se merece encontrar su lugar y espera que sea ahí, junto a ella.

Estaba siendo atrapado por esa mínima sonrisa, no tenia intenciones de apartarse de mis labios y la única culpable de tal situación era Elena y las palabras que hacia pasear por mis oidos. Ella tenia razón en lo que decía, todos necesitábamos un lugar, y el mio era Mystic Falls, solo que ahora necesitaba crear nuevos recuerdos, recuerdos que en el futuro recordaría con una sonrisa amplia y gusto necesario. Me limite a mostrar la ligera sonrisa de un principio, acentuando como esperaba tal y como ella, tener este lugar como el mio.

Por alguna razón no me parecía necesario articular demasiadas palabras al momento de visualizar sus ojos e impartir tranquilidad. Ambos eramos tan sinceros y a la vez propios desconocidos, nos conocíamos sin querer o algo parecido era lo que pasaba. No escuchaba sus pensamientos pero algo dentro de mi me decía que podría hacerlo si me lo proponía. Era intranquila la necesidad de seguir pasando los minutos con su presencia, intranquilo mi deseo de conocer y afirmar tanto que pudiese pasar por mi mente.

Las familias fundadoras, Elena estaba al tanto de ellas, posiblemente las costumbres no se hubiesen perdido a lo largo del tiempo y la historia siguiese relatando con tanto gusto la presencia de aquellos que fundaron el pueblo por el que hoy volvía. No tarde mucho en asentir lentamente con la cabeza, dándole la razón a sus obvias suposiciones. -Así es, familia lejana pero presente.- Le aclare con rapidez, dudando un segundo antes de hablar. -Mi tío vive aquí, de seguro has oido alguna vez de el.- Era una suposición lejos de ser una afirmación. Conocía poco y bastante tenia por lo cual ponerse al día, pero sabia que su tío estaba en el pueblo y el era justamente el único descendiente humano que quedaba de nosotros. -Nací aquí.- Le comente con intenciones de recordar la curiosidad que ella había tomado para si anteriormente. Habían razones, al menos esa podía darle, aunque no siendo la total verdad lo que podría explicarse en baso a ella.

Note como la brisa se hizo notoria a su propio estilo, golpeando nuestros cuerpos y logrando par de hojas repartidas al azar llegasen a volar alrededor del lago. El lago se mantenía prácticamente intacto, solo cambiaba continuamente el reflejo del mismo pero se sentía y se observaba la misma tranquilidad que tuvo en un principio. Adorable fue aquel rubor en las mejillas de Elena, gustoso me sentía al no apartar mi mirada de ella, era inevitable desear captar de su parte todo gesto realizable.

Curva sonrisa nuevamente en mi, siendo oyente de sus palabras y siendo consecuente a las mismas. Se preocupaba por mi incomodidad al momento de captar la atención de la mayoría y era tranquilizante saber que tenia su apoyo, me hacia saber que estaba para mi. -La esperanza aveces sirve de consuelo.- Murmure con respecto a lo que vendrían siendo mis intentos fallidos de pasar por ignorado. Sonreía, sonreía tal como al verle pensé no era capaz de hacer. -Tengo que prepararme.- O de eso se trataban las advertencias que ella misma me estaba dando. -Te conozco a ti.- Mencione lo obvio, siendo para mi persona necesario el repetir lo que a mi tanto me gustaba saber, la conocía a ella. Si hubiese sido alguien mas la magia se perdería, las ganas de ir al dichoso insitituto serian nulas y no se mantendrían vivas incluso desde ahora. Formaría parte de su vida y ella de la mía, la simple acción que sucedía ahora mismo era suficiente para dejar en mis labios una brillante sonrisa. Cuan sublime podría resultar ese ser al que tan tranquilamente hablaba.

Los minutos pasaban sin yo percatarme de los mismos, me había perdido en ella, no me interesaba algo mas que Elena. Trate de caer en cuenta de una realidad social, mirando al frente por unos segundos y volviendo la mirada a ella luego. -¿Quieres caminar?-